Saturday, November 19, 2005

Aburrida

Una virtud que debería trabajar es la constancia. Hablo rápido porque me aburre la gente que lo hace lento. Así como me aburre todo en la vida. Jamás uso el mismo pijama dos días seguidos y me carga dormir en el mismo lado de la cama.
Por lo tanto, tengo una angustia bastante grande que he conversado muchísimas veces con el hombre que forrará los cuadernos de mi hijo Santiago.
¿Me aburriré siempre? ¿Encontraré un trabajo, un hobby o una letra que se mantenga a través de los años satisfaciendo mi indómita curiosidad?
Aburrirse viene de aborrecer. Una palabra bastante fuerte. Y me preocupa aborrecerlo todo. Me gustaría ser actriz, profesora de historia o detective.
Hace cuatro años que investigo el mimo tema. Los animales. Que ni siquiera me gustan. Solo mis perros Benito y Baranda y algunas de las ranas que pululan por mi cocina blanca. Cuatro años es mucho.
Hoy día salió un reportaje en la Paula de la Cecilia Magni. Una frentista del barrio alto de la cual hice una investigación con mis compañeros. Me dio pena leerlo. Ver la firma de otra periodista en ese reportaje. Es una sensación tan tonta. Es como cuando terminas con alguien y sabes que ya está con otra persona. Te imaginas a la nueva sentada en el sillón que tu tapizaste cuchareando el helado de menta que tu le enseñaste a degustar al dueño del departamento. El sillón y la menta son tuyos. Pero finalmente es una tontera. A la Cecilia Magni no la inventé yo.
Me aburrí.