Friday, March 02, 2007

¿Por qué me gusta tanto Fabiana?

Es como cuando te encuentras con alguien que realmente te fascinó . Y aunque no te acordabas ni remotamente de esa atracción, al producirse el cruce, entiendes otra vez porque te gustaba tanto.
Frente a mí el Parque Araucano y empinada en el piso 20 de una Compañía de Seguros me volví a encontrar con ella. Desde la universidad, que no me la topaba. Aunque cada cierto happy hour nos acordamos con mis amigas y siempre terminamos concluyendo que a todas nos encanta.
A los 16 quise ser ella. Y sólo diez años después, me di cuenta que había hecho el ridículo.
Y cuando esta semana, comencé a visitarla otra vez, otra vez me volvió a cautivar.
Hace 1460 días, entré a una discoteque bonaerense de la mano del que hoy pretende que convivamos con una pareja de ranas en la pieza. Comimos una carne deliciosa y tomamos un vino menor, que a esas alturas daba lo mismo. Comenzaron a sacarse las mesas y una guitarra frenética invadió el lugar. Era ella. Fabiana Cantilo. La misma que a los 8 años recibió una guitarra y que nunca más la soltó. La misma que ganó una beca en Pensylvania. La misma que trata de usted a todo el mundo. La misma que casi se desmaya cuando descubrió que Fito le había escrito a ella “Fue Amor”.La misma que tiene un lunar en la mejilla . La misma que me impide contestar el llamado que este exacto minuto me está haciendo mi jefe. Y ahí estaba yo. Una viñamarina, sin acceso al cable, fanática de la Dato Aviso, abrazada al cuñado de mi hermano haciéndome la misma pregunta que me hago ahora ¿Por qué me gustas tanto Fabiana?

Tuesday, February 20, 2007

Santiago


Santiago cumple mañana once meses. Hace más de 1 año que no escribo aquí.
Y él que ya tiene ocho dientes, ganas de caminar y programas de TV favoritos, duerme en su pieza con ese inexplicable olor a transpiración de hijo que tanto me gusta.
La primera vez que lo vi, medía 5 milímetros. Hoy le faltan sólo 30 centímetros para llegar al metro.
La primera vez que lo escuché, su corazón latía tan rápido que me asusté. Hoy su corazón se acelera cuando ve a su papá y a la mamadera.
El primer hijo tiene un trono inabdicable. Las horas de contemplación son únicas. Dos adultos enamorados entre sí y enamorados de ese primero, son un trío que no se vuelve a repetir.
Con esto no quiero decir que a los que están por venir, los voy a querer menos. Pero Santiago es igual que nuestra capital, un hito fundacional.