Facebook ha sido una maravillosa fuente de enseñanzas.
Como una gran Biblia que me da respuestas que jamás imaginé.
Y es por eso que a Facebook le debo mucho.
Con el aprendí que el mismo amigo que subió 238 fotos sin
editar de su matrimonio, hoy puede poner en su estado “Recién divorciado,
yahooo!!!” y acto seguido tener una
lluvia de ”Me gusta” y felicitaciones destempladas.
Solo gracias a ti FB aprendí a reconocer a quienes me odian,
cuando la que se declara mi mejor amiga, me etiqueta en una foto recién parida
tomando sol en bikini en el jardín de mi casa.
Facebook me confirmó
que soy mucho más linda que las ex pololas de mi marido.
Gracias Mark Zuckerberg
por permitirme ver la foto del exacto
minuto en que el ovulo de mi vecina se unió con el espermatozoide de mi vecino
y fue engendrado el cabro que ahora juega ring ring raja.
Sin Facebook uno no se enteraría de cosas tan relevantes
como la manicure que se está haciendo esa compañera del jardín infantil que no
ves hace treinta años o el papanicolau al que se sometió (hoy a las 9:15 de la
mañana) la cuñada de la madrina de tu tía abuela.
Gracias querida red social por hacerme ver que jamás podré
usar esa ropa que modelan las orientales, porque ni siquiera le caben a la
barbie de mi hija.
Gracias por mostrarme que la Pilar Sordo no está sola y que
la gente cuida muy poco a sus perros porque se pierden más que las llaves de mi
auto.
Te agradezco tanto que me permitas ver las fotos de ese mega carrete al que no me invitaron mis compañeros de oficina .
Gracias Facebook. Gracias de corazón.