Simplemente un animador

Hace 2 años no pude hacer nada más que ver tele.
No di leches, no mudé a nadie, ni bajé una sola toalla para que se secara.
Paralizada. Solo pude ver tele frente a un hecho que me parecía menos creíble que las canciones de Milli Vanilli.
Y hoy ni he prendido, ni prenderé la televisión.
Y no me las doy ni de profunda. Ni satanizo la farándula.
Es más. Hay veces en que la amo más que mi faja reductora. Y eso es mucho.
Pero en buena. Fue un animador. Excelente, tal vez el mejor de todos.
Pero , un animador
Y su pega era contar chistes, leer la noticias, explotar un talento único, entrevistar a modelos y presidentes.
Hacer campañas para que compráramos refrigeradores y darle pega a los papparazis.
Entonces el sicoanálisis post mortem , la aparición de sus touch and go (que se creían sus novias) y la elaboración de teorías más complejas que las del Pentágono, me parecen hiperventiladas, de mal gusto y dolorosas para su familia.
Esa familia que ya tiene que lidiar con una muerte trágica, como para además sufrir con tener que dar explicaciones y convivir con juicios que no les corresponden.
Era un bacán Felipe Camiroaga. Y no era un santo. Ni un demonio.
Era simplemente un animador.