Monday, June 13, 2005

La huída de los títeres

Una vez mi papá me mintió sobre algo muy importante.
El sacaba fotos instantáneas y con Martín nos asombrábamos de la rapidez con la que se podía ver un momento recién vivido.
Pero esa vez mi papá nos hizo tontos.
Fuimos a la Avenida Perú y nos sacó una foto con esos Mickey Mouse chantas que cuando te saludan están tiritones por culpa de la caña.
Olvidamos el asunto. Pasó un año. Éramos muy chicos.
Agobiado por las presiones infantiles de consumismo viajero, mi papá se defendió diciéndonos que habíamos estado en Disney. Lo enfrentamos. Lo pusimos a prueba. Y sacó la foto, que ya estaba bastante desgastada y que camuflaba la precariedad del disfraz con el paso del tiempo. Nos alegramos de haber conocido Estados Unidos. No importaba que no lo recordáramos. Pero habíamos estado ahí. Y teníamos todo para demostrarlo. El testimonio de nuestro padre y la captación del instante preciso.
Toda esta anécdota me angustia. No porque mi papá sea un mentiroso. No lo es y de hecho… hace unos pocos años tuvo un gran gesto. Me reconoció que el autógrafo de César Antonio Santis del que yo me jactaba en el colegio, me lo había hecho él.
Lo que me angustia es la desaparición del espacio público. La ausencia de las plazas habitadas. La huida de los títeres en la Avenida Perú. Y el abandono de los padres fantasiosos.

3 comments:

  1. es lo que se llama "modernidad"... y que trabajo para los padres de hoy contarles un cuento a su hijo.. todo lo pueden comprobar en internet. se acabo la fantasia.

    yo conoci el sahara en una duna del litoral central!

    sludos.

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  2. yo me enojaría con mi papá jajaj igual da risa, por lo menos te dejaba contenta.
    Feliz día del blogger!
    besitos

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  3. me estaba partiendo el pecho de la risa hasta que me diste nostalgia. Es verdad. Yo tambien tengo los mejores recuerdos de los domingos después de misa (puaj) en la plaza de armas de mi pueblo, epicentro social, club de la lucha de las "tenidas domingueras", caballitos de madera y globos de 24 horas. helados de barquillo. Correr hasta quedar chatos. comprar las empanadas en la panaderia de la esquina y partir a la casa. Lo echo de menos y de eso son ya más de 20 años.

    Respecto de mi padre, era calcaito al tuyo hasta que se puso gil. será la edá, digo yo.

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