Thursday, June 30, 2005

Denuncia de Prostitución

Cuando no estaba, me topé con un oso hormiguero.
Pero eso no es lo interesante de este post.
Conocí a ese animal, gracias a que visité por primera vez en mi vida las famosas Cataratas de Iguazú.
Este año , he viajado a los dos últimos lugares, que hubiese elegido como fondo de foto de mi linda cara.
El set de La Misión y el Glaciar San Rafael.
Acostumbrada a ver el exceso de promociones en las revistas de viajes hacia esos destinos, sus imagenes me parecían tan atractivas ,como un hombre con calcetines en la cama.
Han prostituido tales escenarios. Se ofrecen a bajo precio y con garantías de máxima seguridad. Y tenemos tan acostumbrada nuestra retina, que su inmensidad ni siquiera nos conmueve.
El sólo hecho de imaginarme en esas caídas de agua con un grupo de jubilados de caja de compensación, me daba náuseas.
O tomarme uno whiskeys con hielo milenario ,junto al Centro de Madres de mi comuna, me parecía terrorífico.
Pero era obvio ... cuando por fin la suela de mi zapato toco las mencionadas tierras, mis ojos se abrieron como cuando vi al ginecólogo de mi mamá en 1979.
Y pasó lo mismo que hace 26 años .... nunca más pude cerrarlos.

Thursday, June 16, 2005

Mientras bailo en la heladería

El martes fue Kil Bill 2. El sueño no me dejó ser testigo del encuentro entre la novia y su hija. Eduardo me contó el final camino al trabajo. En realidad no tengo problemas en saber el desenlace de una película. Subirse a una montaña rusa es único, aunque te hayan descrito cada una de sus curvas.
Ayer iba por “Mi vida sin mi”. Y por tercera vez consecutiva, no estaba.
Recorrí rápido los pasillos de estreno. Mi pupila se quedo pegada en aquella carátula. Tantas veces quise ir a verla al cine. Pero nunca lo hice. Quedaba una. La agarre fuerte. Casi tan sicóticamente, que la niña que estaba a mi lado se sintió algo amenazada.
Tapada hasta las narices volví a confirmar que Paz Vega es definitivamente estupenda. Natalia Berveke siempre tan dulce y sufrida. Pero la Vega se roba toda la sensualidad. Y lo hace con armas letales. Estoy segura que si fuera hombre, tendría un poster de ella en mi pieza.
Mientras; Eduardo dormía a mi lado. Ocho fueron mis intentos por despertarlo. Tuve piedad. El había sido bastante misericordioso con mi cansancio el día anterior.
Pensé que podría aburrirlo un musical. Pero era uno pop y finalmente logró engancharlo. Se reía cuando Javier repetía majaderamente la teoría de que finalmente todos somos bisexuales.
Obsesa como siempre, presioné a Flash para que me bajara el disco. Cuando era chica odiaba cuando en “Fama” se ponían a cantar en la cafetería y justo todos se sabían los pasos de baile. Pero en “El otro lado de la cama” amé que Javier cantara “No sé que hacer” por las plazas y que los niños bailaran en el museo. Y ahora voy a escucharlo mientras ... bailo en la heladería.

Wednesday, June 15, 2005

El trabajo más fome del mundo

Cuando tengo que viajar largos trayectos siempre me compro unos calugones. Se mastican lento y las horas se pasan más rápido.
Y comienzo a preguntar cosas totalmente triviales. Una de mis consultas favoritas es la elección del trabajo más fome del mundo.
Por la cercanía, muchas veces he votado por el vendedor de peajes. Sin conversar, sin coquetear y con un severo calambre en el brazo.
Bien rankeado ha estado también el timbrador de impuestos internos. Una vez estuve sentada cerca de 40 minutos mirando como el hombre de bigotito policial, timbraba miles de boletas con esas mangas negras, que sólo había visto en los sketches de “Quintanilla y Hermosilla”.
En Butantan, un barrio de Sao Paulo fui testigo de un oficio bastante aburrido. Una mujer de tez negra con las facciones más lindas que he visto en mi vida y sus otras 42 compañeras, eran las encargadas de revisar la pureza de los antídotos contra las cascabeles. Durante media hora se encerraban en una pieza oscura y prendían una lamparita para mirar los frascos. Tenía 10 minutos de recreo y otra vez a mirar. Eso durante 8 horas. Remuneradas por mirar.
Un lugar común es quejarnos por lo rutinario de nuestros trabajos. Pero estoy en una etapa optimista y agradecida. Comparado con un rellenador de pistolas de agua que conocí hace una semana, mi oficio es el mejor del mundo

Monday, June 13, 2005

La huída de los títeres

Una vez mi papá me mintió sobre algo muy importante.
El sacaba fotos instantáneas y con Martín nos asombrábamos de la rapidez con la que se podía ver un momento recién vivido.
Pero esa vez mi papá nos hizo tontos.
Fuimos a la Avenida Perú y nos sacó una foto con esos Mickey Mouse chantas que cuando te saludan están tiritones por culpa de la caña.
Olvidamos el asunto. Pasó un año. Éramos muy chicos.
Agobiado por las presiones infantiles de consumismo viajero, mi papá se defendió diciéndonos que habíamos estado en Disney. Lo enfrentamos. Lo pusimos a prueba. Y sacó la foto, que ya estaba bastante desgastada y que camuflaba la precariedad del disfraz con el paso del tiempo. Nos alegramos de haber conocido Estados Unidos. No importaba que no lo recordáramos. Pero habíamos estado ahí. Y teníamos todo para demostrarlo. El testimonio de nuestro padre y la captación del instante preciso.
Toda esta anécdota me angustia. No porque mi papá sea un mentiroso. No lo es y de hecho… hace unos pocos años tuvo un gran gesto. Me reconoció que el autógrafo de César Antonio Santis del que yo me jactaba en el colegio, me lo había hecho él.
Lo que me angustia es la desaparición del espacio público. La ausencia de las plazas habitadas. La huida de los títeres en la Avenida Perú. Y el abandono de los padres fantasiosos.

Una pantufla menos

Llueve afuera y hace algo de frío. Benito salta para que lo saque a pasear y muerde mis pantuflas.
Gonzalo Rojas ha vuelto a visitarme. Entra a mi pieza sin preguntar y se sienta en el velador. Me mira detenidamente como si no intuyera que tanta fijeza me pone nerviosa. Lo miro y si no fuese por que conozco sus intenciones, creería que me está coqueteando de forma descarada. Anda con su típico jockey desgastado y me parece que sus labios están más gruesos que nunca. Habla suave y me hace la pregunta: "Magdalena " ¿Qué se ama cuando se ama?"
Sale cantando de la habitación y mientras envuelvo las frazadas en mi cuerpo, escucho el golpeteo de ese bastón tan feo que usa.
Sigue lloviendo y tengo una pantufla menos.

Friday, June 10, 2005

Un mal post

Varios días sin escribir.
Tal vez la mejor manera de palear esta sequía sea asaltando el teclado.
A pocas horas de partir a trabajar, he descubierto que los camarones de barro son hermafroditas y sigo los últimos días, un debate en "El Mercurio"entre el Doctor Peña y Lillo y el escritor Pablo Simonetti respecto a el polémico matrimonio homosexual.
Soy conservadora y me acerco más a la postura del doctor. Pero este tipo de discusión trasnochada y cliché me agota.
Me interesa más internarme en la selva paraguaya o hablar con el Tuto, que siempre tiene una mirada distinta de lo políticamente correcto. No responde a los patrones del joven humanista - de izquierda- no creyente. Y eso permite que no entonemos siempre la misma canción.
Un mal post. Pero un post ... al fn.

Monday, June 06, 2005

Arroz como todos los días

Miguel Ortega almorzó arroz como todos los días. Sólo tomó agua y un poco de flan de vainilla. En la noche casaría a Paula y Enrique. Leyó el evangelio que correspondía. Era uno muy hermoso de San Mateo. Jesús les anuncia a sus discípulos que viene a sanar a los enfermos. Miguel se emociona. En su libreta escribe con mayúsculas la palabra “misericordia”.
Son cerca de las siete de la tarde. Se mira al espejo. Por poco rato, como le enseñaron en el seminario.
El taxi pasa por él. Le duele un poco el pecho. Mira la ciudad. ¿Qué diría el Cardenal Silva Enríquez con tanta modernidad?” Se espantaría” piensa. “Habiendo tanta pobreza" dice en voz alta… El taxista le muestra su estampita de San Expedito. Miguel le da la bendición. Le duele el pecho.
Pone las manos en el altar. Mira a la madrina. Tras ella está sentado Abraham. Miguel se arregla los anteojos. Mira al coro. El violín es afinado por San José. Cierra sus párpados por un segundo. La Virgen María es la novia. Su pelo está decorado con nueve astromelias. Y su vestido es tan vaporoso que todo comienza a nublarse. Y ya nada se distingue.

Thursday, June 02, 2005

A dos cuadras

Cuando era más joven que hoy , conocí a una persona que cambio mi vida.
Era un hombre.
Muy inteligente
Y bastante atractivo.
Que además era 45 años mayor que yo.
La primera vez que lo ví, fue en mi televisor ochentero. Estaba dando una entrevista y hablaba de la inexistencia del futuro.
Contaba que las palabras nacen del sonido que la acción provoca. Piensa en el fuego.
Me contacté con él y construimos una amistad.
Nos escribimos durante muchos meses y ni siquiera sabía a lo que yo me dedicaba.
Hablábamos del silencio, el amor, la religión y literatura
Tiempo después supe que vivía a dos cuadras de mi casa
Lo fui a ver. Me adoptó como nieta. Me orientó en mis confusiones. Me enseñó a ser algo más flexible en mis juicios. Me reveló un Dios desconocido para mi.
Y hoy lo vuelvo a buscar.